«Diga lo que diga mi madre, para ser carnicero hay que tener vocación, como los médicos o enfermeros. Ella, sin embargo, piensa que es cosa de perseverancia. ¡Y una mierda!». Con esta fuerza arranca Razones para matar un frutero, de Paco Pomares, una novela que retrata situaciones tan cómicas como disparatadas, con un lenguaje directo, cercano y ameno. Patricia siempre había soñado con ser secretaria. Nada muy pretencioso, pero el fracaso escolar, la necesidad económica y la presión de sus padres… Seguir leyendo